Entre los árboles

Entre los árboles, me acercaba oculto en una cortina espesa de niebla, veía, con los ojos cerrados, a lo lejos un aroma que me cautiva, me deslizo suavemente entre las ramas y bajos las hojas, veo a una hermosa mujer correr de un ser nocturno, un corriente chupa sangre, un inexperto en lo que hace, un joven e inapropiado para la labor, tomo mi ímpetus y acelero el avance, me aproximo hacia el novato y lo detengo, lo pongo al tanto de quien soy y le advierto de irse, el iniciado se retira apurado , nervioso y avergonzado, con la misma energía que al principio, me dispuse a seguir a la poseedora de este olor tan cautivarte, pasando entre las gotas, las ramas, las raíces y demás elementos del ambiente, me acerco por delante de la musa y me corporeizo, me ve y se asusta, pero con mi presencia la paraliza, la miro fijo y saboreo el olor, me aproximo lentamente, por cada paso que doy el olor se endulza más, siento a dos metros la sangre espesa, dulce y caliente correr agitada por sus venas, llego enfrente de ella y entrelazo mil dedos con los suyos, me acerco a su oído y le susurro unas palabras, “Todo va a estar bien”, le suelto las manos y la atrapo con mis brazos y la encierro el una esfera de calidez que solo seres como yo damos, una sensación de seguridad, alivio y muchas veces en la mujer se llega al clímax, ya sintiendo los latidos más débiles y el cuerpo mas relajado, procedo a clavar mis dientes sobre su piel suave y tersa. Pasado ya un lapso bástate prolongado de tiempo de lo que suele ser, termino mi cometido y la deposito suavemente a la dama en el suelo, y me voy sabiendo que cuando despierte va a buscarme y voy a volver a tener ese aroma a mi lado, no tan potente como la primera vez pero va a tener el mismo encanto.