Bestia mansa, mansa lokura

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mendoza, mendoza, Argentina

5.17.2011

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Era las 21:45 hs, estaba oscuro y la noche esta nublada. Se escucha un ruido fuerte pero mudo, uno de los focos de la calle explota en mil pedazos y cahe el polvo de vidrio, nuevamente el ruido y otro foco explota. La calle queda completamente oscura.
En el al macen del sueco no se prevé nada, nunca antes paso algo, y como dicen, nunca pasa hasta que pasa. Entra una persona vestida con un mameluco azul oscuro con una gorra de lana negra que solo deja verle la boca, en la mano una Glok con silenciador:
- No diga nada y deme todo lo que tiene en la caja
El sueco atonito no reacciona
- Mire o lo hace tranquilo o me pongo mal yo… elija – dijo el sujeto del mameluco en forma muy pasible
Entra por la puerta que da a la casa la hija del sueco, el sujeto del mameluco se coloca la pistola en la espalda como escondiéndola de la vista de la niña, y a la vez prende un lacer que llevaba en el arma, la luz da en la cabeza de la nena.
- Se que no lo quiere – dice el sujeto de mameluco con un tono como de alegría y una leve sonrisa – sea tan amable de llenar la mochila con la plata viejo.
El sueco, sin omitir sonido comienza a cargar la mochila que le dio el sujeto con el efectivo.
- Y de paso como veo que las tiene cerca meta unas toallitas femeninas, unas cajitas de azufre, unos cigarrillos y unas de esas maquinas de afeitar.
El sueco acata todo lo que dice, y el sujeto del mameluco toma la mochila y saca un chupetín del mostrador, se acerca a la niña, que estaba extrañada de lo que pasaba, su mente no procesaba con exactitud lo que pasaba, y le da el chupetín dirijiendo una sonrisa raramente amistosa.
- Que nena tan linda sueco… cuidala
Y así como apareció se fue, bajo el cielo nublado.


A la mañana siguiente 09:32hs, en una casa casi céntrica de la ciudad, en un cuarto oscuro sonaba un despertardor, irritante sonido, una mano en la oscuridad impacto con fuerza sobre este. Se escuchan quejidos deviles y flatos en la oscuridad. Un cuerpo se sentaba en penumbras y hacercaba con zonzes hasta el suich de la luz.
El cuarto se ilumina y deja ver el cuerpo desnudo de un hombre de unos veitipico de años, pelo medio y barba creciente. Se sienta en una cama y se frota los ojos, se despereza y bosteza, se levanta luego y se viste.

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